En una columna reciente en este mismo diario titulada
Datos y relatos, Gustavo Duncan plantea que los relatos est??n teniendo m??s fuerza en la pol??tica contempor??nea que los datos. Los datos por s?? solos no bastan, dice. Aunque sean contundentes, necesitan de un discurso que le llegue emocionalmente a la ciudadan??a. De lo contrario, corren el riesgo de ser ignorados. Entiendo de d??nde surge el planteamiento de Duncan y el contexto de campa??a electoral desde donde escribe, y tiene raz??n. Pero, en mi opini??n, los relatos pueden resultar convincentes, pero sin evidencia, pueden ser peligrosos.
Desafortunadamente, hoy en d??a mucha gente cree m??s en narrativas fabricadas que en hechos comprobables. Esto porque logran conectar con las emociones m??s profundas, como la incertidumbre, el miedo o la rabia. Uno de los casos m??s relevantes en tiempos recientes es el del asalto al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Un hecho registrado en tiempo real en las redes sociales y en la prensa, donde fue evidente la afrenta contra la democracia de ese pa??s. Sin embargo, en los a??os que siguieron, una parte del electorado, impulsada por el discurso de Trump, adopt?? un relato distinto: el de que no hab??a sido una insurrecci??n, sino una protesta patri??tica contra un sistema electoral corrupto. Trump logr?? transformar una amenaza contra la democracia en un hecho heroico para mucha gente. Import?? m??s c??mo se contaban los hechos que los hechos en s??.
Una comunicaci??n eficaz no deber??a contradecir la verdad, sino traducirla a un lenguaje que conecte con los ciudadanos.
El problema no es que existan los relatos. Yo vengo del mundo de las comunicaciones y s?? bien cu??n necesarios son para explicar las cosas, para entender el mundo, para crear consensos. El problema aparece cuando esas narrativas se construyen al margen de la evidencia, cuando niegan lo verificable, cuando tuercen la realidad para proteger intereses de unos pocos. Entonces se convierten en una herramienta de manipulaci??n.
La buena comunicaci??n pol??tica no puede depender solamente de recursos emocionales. Debe sustentarse en datos s??lidos. Solo as?? es posible construir confianza y tomar decisiones con legitimidad. ???Ser?? el relato, y no los datos, el que ponga un presidente que corrija el rumbo del pa??s???, escribe Duncan. Y s??, pero siempre y cuando est?? respaldado por hechos y resultados reales. Una comunicaci??n eficaz no deber??a contradecir la verdad, sino traducirla a un lenguaje que conecte con los ciudadanos.