Aparte de un uso abusivo de la televisi??n p??blica, preocupa la p??rdida de autoridad de un mandatario que se contradice, comete imprecisiones y comete excesos con la palabra tanto en X como en televisi??n abierta. Tal vez por eso no sea de extra??ar que en d??as pasados se radicara una acci??n popular para cerrar la cuenta del presidente Gustavo Petro en esa red. El recurso judicial alude a ???la amenaza real??? que representan para la ciudadan??a sus declaraciones. Seg??n el abogado Gonzalo Valbuena O??ate, los mensajes del mandatario vulneran derechos colectivos, ponen riesgo la seguridad p??blica y quebrantan la institucionalidad y la convivencia.
Y es que al mandatario le tanteamos los estados de ??nimo por la euforia de sus textos, la virulencia con la que ataca a sus contradictores, o los brotes po??ticos interminables en los que suele aparecer Aureliano Buend??a. Pero aunque sea esa una manera de ???dominar la narrativa???, como se??alan los especialistas en comunicaciones, la pregunta es si tanta locuacidad representa una amenaza.
A??n recuerdo cuando, siendo una muchachita, una alocuci??n presidencial era un acontecimiento: ?????Va a hablar el presidente!???, gritaba mi mam??, y las hijas ??bamos apareciendo obedientes para sentarnos en el sof?? a escuchar. Cada vez que el himno nacional sonaba en la televisi??n y aparec??a el escudo antes de darle paso al presentador, que comenzaba con ???a continuaci??n, se dirige a ustedes???, hab??a un tono de solemnidad que hac??a de cada ocasi??n algo relevante.
Nada de lo de ??pocas pasadas se asemeja a lo de ahora. No se trata solamente de interrumpir la programaci??n de la televisi??n abierta con frecuencia, sino de la multiplicidad de canales que usa la Casa de Nari??o para dejar en claro que Petro siempre est?? ah??, as?? haga incluso el rid??culo. El m??s reciente fue el de la absurda cantidad de platos de lechona supuestamente vendidos en el Jap??n, pero la lista de equivocaciones es tan larga que resulta imposible de resumir en unas l??neas.
No faltar?? quien diga que eso no importa, porque la gente distingue entre lo que es cierto y lo que no. El problema es que impl??citamente se ha legitimado una especie de todo vale por parte de quien deber??a ser ejemplo y no un hazmerre??r. M??s ahora, justo cuando se nos viene el a??o electoral, los ??nimos est??n caldeados, y tanto la izquierda como la derecha se polarizan y se lanzan piedras y escupitajos. En este contexto, el Presidente corre el riesgo de ser como el pastorcillo mentiroso al que nadie le crey?? cuando dijo la verdad.
Pensar que suspenderle la cuenta de X a Gustavo Petro arreglar??a las cosas ser??a ingenuo, m??s all?? de la discusi??n jur??dica sobre si aqu?? se puede decidir sobre los contenidos que emite un canal de difusi??n global. Al fin y al cabo, en el mundo de las redes sociales hay cada vez m??s alternativas, incluyendo las cuentas paralelas magnificadas por influenciadores a sueldo y bodegas que al final acaban transmitiendo el mensaje que les viene en gana. Por eso prefiero que no haya barreras, para que el p??blico vea que, como en la f??bula, el rey est?? desnudo y no es el pensador visionario, el revolucionario heroico que nos han querido vender.
Extra??o las ??pocas en las que el uso formal de la palabra por parte del jefe del Estado era un acontecimiento nacional. A??oro las intervenciones meditadas a la hora de dirigirse a la ciudadan??a y siento nostalgia por esos d??as en los que escuch??bamos a quien hablaba desde el podio con la bandera tricolor al lado y, as?? no estuvi??ramos de acuerdo con su discurso, sent??amos que lo hab??a decantado, se trataba del resultado de un trabajo en equipo, en todo caso, del resultado de un proceso, no del arranque impulsivo de una persona que a menudo parece estar fuera de control. Necesitamos recuperar el valor de las palabras, sin eso estaremos a??n m??s perdidos.
MELBA ESCOBAR
En X: @melbaes