Consumo de drogas en el espacio público de Bogotá quedaría prohibido

En el parque de mi barrio se reúnen algunos muchachos. Usan sus manos para triturar, enrollar, pegar y prender. Luego, los envuelve una nube espesa de humo blanco. Se ríen con sigilo, como quien no quiere molestar al vecino. Están fumando marihuana a las 9 p. m.

Todas las noches están en el mismo lugar. Tratan de ocultarse en la penumbra, pero el olor los delata. A su lado pasan quienes pasean a sus mascotas, quienes llegan a casa después del trabajo o la universidad. El humo molesta a más de uno.

Caminar por la ciudad es ver paisajes similares a ese. En cualquier calle o esquina aparece alguien con una pipa, un cigarrillo de marihuana o hasta un tarrito amarillo que los pone a delirar. Se drogan sin restricción. Lo hacen al lado de un edificio empresarial, detrás de un colegio o una vivienda, incluso en el transporte público.

Ese retrato del consumo de estupefacientes en la capital motivó a que, desde el Concejo, algunos cabildantes promovieran un proyecto de acuerdo —acumulando otras iniciativas— que busca que “en las Zonas Libres de Drogas se prohíba el consumo, distribución y comercialización de cannabis y otras sustancias psicoactivas [SPA], tales como marihuana, cocaína o sustancias derivadas de la cocaína, heroína o sustancias derivadas de la amapola, drogas sintéticas, cualquiera de las sustancias, naturales o sintéticas, que figuran en las listas I y II de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes y su Protocolo de Modificación”.

La intención de los cabildantes que respaldan la iniciativa es clara: “garantizar espacios seguros y libres de drogas”. Al otro lado de la contienda están los concejales que se niegan a estas medidas, pues las señalan como represivas e incluso como un “retroceso en la lucha contra las drogas”.

Según la Policía de Bogotá, este año se han incautado 4.8 toneladas de marihuana (112 por ciento más que en 2024) y unas 8.331 unidades de drogas sintéticas. Se han realizado 558 allanamientos y, gracias a las investigaciones, se han identificado 384 expendios de estupefacientes, especialmente en localidades como Ciudad Bolívar, Kennedy y Santa Fe. Además, en este primer semestre han sido capturadas 2.890 personas por el delito de tráfico de estupefacientes.

Las autoridades han podido identificar que, del total de consumidores, el 76 por ciento son hombres y el 24 por ciento mujeres. Asimismo, que el estupefaciente más consumido en Bogotá es la marihuana (70 por ciento), seguido por el bazuco (15 por ciento), la cocaína (10 por ciento) y el tusi (5 por ciento).

El año pasado, las localidades donde más se evidenció tráfico de estupefacientes (entre base de coca, bazuco, cocaína y marihuana), y donde más se adelantaron incautaciones, fueron Kennedy, Ciudad Bolívar, Engativá y Santa Fe.

Aunque las autoridades presentan importantes resultados, parece existir una escalada por parte de los traficantes, quienes, en su intento por atacar diferentes blancos, idean nuevas estrategias para penetrar las calles con estupefacientes. Muestra de ello es que este año se identificaron y desmantelaron dos laboratorios de drogas sintéticas: uno en Puente Aranda y otro en Ciudad Bolívar.

Una de las abanderadas de la iniciativa de los espacios públicos libres de consumo de drogas es Diana Diago (Centro Democrático). La cabildante ha sido insistente en que la protección de los menores de edad es una prioridad, por lo que no pueden seguir coexistiendo consumidores y niños en un mismo espacio, como los parques, por ejemplo.

Diago explica que detrás del consumidor “recreativo” que se encuentra en cualquier espacio público, siempre habrá un jíbaro, por lo que se debe tener mayor control.

“Este proyecto llega aquí al Concejo de Bogotá porque él (el alcalde Carlos Fernando Galán) incumplió una promesa de campaña. Le dio miedo expedir un decreto que prohíbe el consumo de sustancias en el espacio público, y el Concejo de Bogotá tiene un deber moral y un mandato ciudadano”, indicó la concejal.

A escasas semanas de su posesión como alcalde mayor, Carlos Fernando prometió trabajar en el control del consumo de sustancias psicoactivas en espacios públicos, pero, pasado año y medio, el tema no volvió a hablarse en el Distrito. Por eso, en el Concejo empezó a tramitarse este proyecto de acuerdo.

Durante la comisión en la que fue aprobado en primer debate dicho proyecto, Samir Bedoya (Cambio Radical) indicó que la iniciativa no está orientada a prohibir el consumo en adultos, sino más bien a proteger a los menores de edad.

“El consumo de sustancias psicoactivas está entre los 13 y los 15 años. Ese primer consumo o uso de la sustancia se da especialmente en espacios públicos y en zonas cercanas a los colegios. Eso está plenamente documentado, no solo por estudios internacionales, sino también por evidencia nacional. En el caso colombiano, los estudios de, por ejemplo, los observatorios de drogas en Colombia sitúan el inicio del consumo de alcohol y cannabis entre los 13 y 14 años”, expuso el concejal Bedoya.

Para el cabildante Julián Triana (Alianza Verde), este proyecto de acuerdo es inconstitucional, porque buscaría, entre otras cosas, hasta la prohibición de la dosis mínima. Por eso, indicó el concejal, está preparando una demanda para tumbar el proyecto en caso de que sea aprobado y sancionado.

“Nos han dicho que el que quiera consumir, que consuma en su casa, y es falso. Hemos traído —y lo hicimos desde el Plan Distrital de Desarrollo— propuestas para que este Concejo y el Distrito reglamenten por fin los clubes canábicos, que le dan el permiso y la autorización, por ejemplo, a personas para consumir en lugares privados, y lo han tumbado”, indicó.

“Han dicho que quienes hicieron esta ponencia, en general, quienes defienden estos proyectos, respetan la Constitución. También es falso. Basta una leída superficial a la sentencia de Carlos Gaviria, la C-221 del 5 de mayo de 1994. Luego uno pasa y se encuentra con la C-235 en 2019 y la C-127 en 2023, que habla de una cosa que ya de entrada hace que estos proyectos no tengan futuro, y es que es inconstitucional una prohibición absoluta”, advirtió Triana.

Efectivamente, como explica el concejal, la Corte Constitucional, en la sentencia C-221, despenalizó la dosis personal en el país, por lo que un proyecto de acuerdo del Concejo de Bogotá no podría ir en contravía.

De hecho, según Triana, esa sería la razón por la cual el alcalde Carlos Fernando Galán, aunque lo prometió, no ha podido cumplir su promesa de campaña de enfrentar el consumo de estupefacientes en la capital.

El proyecto de acuerdo fue aprobado en primer debate por la Comisión de Gobierno en el Concejo de Bogotá. Ahora deberá pasar a sesión plenaria para ser votado por los 45 concejales y, de aprobarse, pasará a sanción del alcalde Carlos Fernando Galán.

Miguel Castellanos

En X: @LoQueOlvido

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